Nos escondimos ambos en los silencios nuestros, en cada abrazo que ya perdió calor en nuestros cuerpos, en cada sonrisa que se dibujaba involuntariamente tras observar el reflejo de cada cual en cada mirada, en cada tarde, en cada mañana al caminar juntos, abrazados, de manera letárgica por calles que hoy preguntan qué fue de nosotros.
Yo sigo aquí, sentado en el mismo lugar... mas las noches ya no se empeñan en ser leídas... se empeñan en borrar nuestros recuerdos, en ser abarcadas por nuevas situaciones en la existencia de cada cual... he llegado a notar que dejaste de ser prioridad en mi pecho, sonrisa en mi rostro, lágrima en mi visión... hoy sólo eres esa situación agradable en la que viví y di de vivir... te di de mi vida algo que jamás he de recuperar.
Nuestras calles ya no han vuelto a saber de mis pasos, no sé si tu has regresado a suspirar por aquel lugar... he de suponer que no... he de suponer que sí... he de suponer que ya estás en este instante abarcando tu presente con la incesante manía tuya de imponerte una monotonía, de calcular tus tiempos y tener un plan de vida... un plan en el que jamás estuve incluido.
Y tal vez por esa no inclusión en tu vida, he quedado como un grato y nostálgico recuerdo... yo te amé... te amé... amé...
Te amé... y simplemente lo hice, entregué todo lo que no podía dar, me enfrenté a situaciones que jamás pensé vivir... y fue por ti... fue!...
Hoy me limito a evocarte para alguna poesía... para escribir tal y como en este instante...
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