sábado, 16 de marzo de 2013

Realidad En Palabras

Sólo queda una fotografía, un recuerdo vago y tenebroso... queda una sonrisa dudosa en mostrarse al mundo; queda una situación lejana que al avanzar los días se va perdiendo en la estúpida creencia de algo llamado olvido, ese momento cuando fui feliz, cuando me sentí refugiado en pupilas café, en sonrisa con hoyuelos, en tardes abstractas que musitan aún las carcajadas entre ambos, entre los tres... ella, yo y nuestra compleja soledad.

Los silencios hoy son extensos, yo la quise... la quise más que a todo lo que he llegado a querer en esta vida, más que a ese cuaderno con dibujos animados, más que a ese capricho al tener dinero, más que a ese abrazo al sentirme solo, más que a mi mismo... más que a nadie en este ignorante mundo que de a pocos me va demostrando el no ser prioridad para nadie... sólo necesario en específicos momentos, no más.

La quise... ella no a mí.

Amor... me lastima el observar expresiones de este sentimiento cada vez, cada día... oculto mi aversión con algunas interjecciones, sonrisas o simples aseveraciones... me lastima el notar que el mundo mío, ese mundo que una vez he sentido propio e indispensable va obteniendo motivos a parte para alejarse de mí; pueden decir que no lo hacen, pero de manera gradual y sin saberlo van abandonando los espacios de mi tiempo para ser tiempo de otra persona, para ser uno con otra, con otro... me van dejando de a pocos en este letargo en el cual me refugio, en poemas nocturnos, en llantos reprimidos, en canciones escondidas, en suspiros que sólo yo puedo escuchar... en abrazos a solas, en besos inconclusos...me lastima todo a mi alrededor.

Esa es mi esencia, la tristeza, la añoranza... soy un estúpido romántico, aquel que ve lo místico en un atardecer, que puede vivir de una mirada, que conoce los más recónditos refugios del silencio... silencio, soledad, oscuridad, llanto... es lo gris y especial en mi existencia... son los restos que ha dejado ella en mi andar...

...y a pesar de tanto no la puedo olvidar.

viernes, 1 de marzo de 2013

A esa Luna

  
En el cielo una luna, una luna llena subrayando sustantivos de poetas inspirados en su albura... en la tierra mil sonrisas, mil besos, mil abrazos, mil razones para nada, mil razones para todo... en mi mente una situación inaudita y una frase nueva para mi corazón.

Los recuerdos quedan, acurrucados en el frasco de las angustias o exhibidos en la vitrina de trofeos, son aquellos que nos dan lecciones, golpes, alegrías y penas, recuerdos de noches a solas, de tardes para dos, de mañanas sonámbulas entre deseos y posibilidades, de situaciones dormidas en labios callados, cobardes... en esas bocas incapaces de dictar lo que siente el cuerpo que lo alberga... ¿tan difícil fue decir un "te quiero"?

Luna, tal y como los recuerdos estás ahí, escondida o a medias, o a veces mostrando de manera directa tu presencia... a veces borrosa por nubes, por llanto, por cada dolor que causa al regresar de manera espontánea... luna, testigo de recuerdos, juramentos de amor, de aquellas manos que acarician suavemente a otras, de aquellos besos furtivos en los rincones de calles poco transitadas, testigo de poemas sin musa, de musas sin poeta, de poetas sin poemas... simplemente una situación específica, irreemplazable e inesperada que marcó con la experiencia de vivirla al dueño de su realización.

Recuerdos... frutos de ayeres, imposibles de olvidar... lecciones extensas...; hoy en día son en mi existencia un impulso, una huella permanente que repite entres monólogos nuevos que no debo volver a caer... aparecerán, aparecerán miradas que quieran desvelar de nuevo al humano, aparecerán sonrisas que intenten iniciar un latido en corazón, aparecerán voces que con su eco y melodía den motivo suficiente para buscarlas en el infinito silencio de mis conticinios, aparecerán labios que pidan beso, que llamen a probar, mas no he de caer otra vez en las redes de una princesa... al menos por hoy no.

Por momentos desaparece la luna...



... mas al igual que los recuerdos algún día en horizonte aparecerá mostrando su máximo brillo... y en ese momentos no sabré si sonreír o llorar, si contemplarla o simplemente caminar ignorando su brillo perfecto; sólo queda un interrogante más:

...¿cuándo luna mía regresarás?...